Yo pensaba que esta tierra
era más libre y abierta
al llegar los carnavales.
Yo pensaba que mi gente
era rebelde y valiente
pero seguimos en pañales.
De nuevo una chirigota
a la iglesia ha vuelto loca
por salir en procesión.
El consejo de hermandades
pide pena de garrote.
Se confirma, estamos en manos
de tontos de capirote.
Que dios son los padres y el resto folklore,
aquí no hay tabues, eso era con Franco.
¡Esto no se canta!, ¡Esto no se toca!,
qué pena deL Falla, pescaíto en blanco.
Aquí lo que duele, dejaros de historias, que salgan por televisión
cuarenta colgaos del barrio La Viña burlando a la religión.
Vamos a reírnos un poquito de nosotros mismos
de nuestras tragedias, nuestros pesares.
Criticamos a los moros
pero en nuestra casa estamos rodeados de talibanes.
Callaros ya y devolvednos nuestra madrugá,
nuestras raíces, nuestro paso y la forma de cargar.
Pleno siglo veintiuno y siguen los cofrades
viviendo en los tiempos de Torquemada.
Cuando hace falta la ayuda para un paso de misterio,
para una túnica, un manto ¡Auxilio, carnavaleros!
Hermanos de mi querida taza de plata,
vamos a cortar los lazos
y que este año y que este año os cante el Papa